Bienvenido al anochecer, hijo mio.
bienvenido a la hora de las almas perdidas,
donde debes estar dispuesto a morir,
para buscar un nuevo amanecer,
un nuevo sol, un nuevo brillar.
Un nuevo vivir.
El tiempo corre, hijo mio,
el tiempo corre y tu te quedas atrás.
Corre, hijo, corre que se te hace tarde.
Tu sombra parece despedirse,
dejando las palabras atrás.
Espera, insignificante mortal,
espera que pronto volverás a nacer,
y algún día podrás encontrar
los caminos que te llevar
a cruzar el oscuro anochecer.
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