La rabia me consume y no dejo de gritar, porque necesitó hacerlo, necesitó de alguna forma expulsar toda la mierda que en mi se encuentra. ¿ Que ha pasado con nosotros? ¡¿Que mierda nos a pasado?!.
Amor, palabra que cada día se borra de nuestras vida. Felicidad, me suena a utopía. ¡Miedo!, pan de cada día. Hoy nuestro corazones callan tristes y moribundos, de apagan, se duerme a la fuerza, a golpes y patadas. Porque cada día el ser humano se convierte en una maquina, fría y rechinante por el correr tiempo. Ya nadie siente, nadie! todo se lo toma la razón, la conciencia, nuestra mente, nuestro cerebro, con cual supuestamente pensamos. ¡¡¡¡¡¡¡¿Que mierda pasa?!!!!!!. Porque nadie sube al vista ante este llamado. Nuestro corazones se apagan señores, se apagan, solo por el miedo a la verdad, miedo a vivir, miedo a sentir, el miedo que nos invade cada día que nos vemos en peligro de arriesgarnos para seguir de pie y caminar. Tan solo le digo: esto es un grito desesperado, lleno de pena y rabia, porque la gente ya no toma en cuenta su corazón. Porque hemos puestos nuestra razón sobre nuestros sentimientos. ¿ Porque? pregunto yo. ¿ A que le estamos temiendo?. A ver la verdad? ¿A mirarnos a nosotros mismos a la cara y no seguir mintiéndonos?. Arriesgemosnos, caminemos. Que nuestro nacer no sea uno en la vida, que cada amanecer volvamos a nuestro alumbrar y al ponerse la luna nos llegue la muerte. Dejemonos de mirarnos los pies y miremos a los ojos. No pensemos, señores mio, sintamos, actuemos, arriesgemos todo día a día. Que nuestros pensamientos, nuestro mar de confusiones no maten nuestro corazón.
martes, 12 de mayo de 2009
viernes, 1 de mayo de 2009
.:: 21:30::.
Tanto tiempo a pasado de aquella noche, que mis recuerdos me hacían preguntarme: ¿Que fue lo que paso?. ¿ En que termino todo esto?. A caso la lluvia los desvaneció mientras la abrumadora neblina cegaba sus ojos o el viento tan solo se los llevo, abatiéndolos a tan antagónicas direcciones que nadie mas supo si se volvieron a ver. Una noche, tan cruda y fría como la primera vez que se vieron de manera tan perdida. completos extraños de su propio juego. Decidí volver a esa calle, vieja y desarmada calle.
De ellos no quedaba nada, solo espacios completamente vacíos de sus cuerpos.
Me senté dudoso en aquel muro, una angustia inmediata recorrió a mi corazón y la imagen de ambos mirándose fijamente mientras ella danzaba volvió a mi mente. Los ojos de el, locos y seducido, con su corazón apunto de explotar, como si el amor fuese una maldita enfermedad. Y ella y su baile lento, con movimientos que cortaban el viento. De pronto una brisa golpeo mi cara y los vi, ahí abrazados mirándome como el único espectador de su incomprendido sentir. Y a la luz de la misma luna que invadía las calles esa noche, cerré mis ojos y me retire del lugar.
¿Me preguntas que paso con ellos?. Nada y a la vez todo. Tal vez solo los que les toco vivir. ¿ Que si murieron? En ocasiones, hay que morir, matar toda vida que llevamos, para empezar una nueva. ¿Cuanto nos toca vivir?¿Cuanto nos toca morir?. Prefiero pensar, querido corazón, cuanto, vivos o muertos, somos capaces de sentir, de llorar, de odiar, de amar.
Así, apresurado y con miles de preguntas que me hacia a mi mismo, creyendo vivir o morir, pensé: A todos nos toca un lugar donde sentir esta a nuestra completa libertad. A ellos el viento se los llevo. ¿A donde? No lose. Tal vez a un lugar donde ni la luna ni los viejos muros de las calles son capaces de ponerle tapujos a nuestros espíritu, a nuestro corazón.
De ellos no quedaba nada, solo espacios completamente vacíos de sus cuerpos.
Me senté dudoso en aquel muro, una angustia inmediata recorrió a mi corazón y la imagen de ambos mirándose fijamente mientras ella danzaba volvió a mi mente. Los ojos de el, locos y seducido, con su corazón apunto de explotar, como si el amor fuese una maldita enfermedad. Y ella y su baile lento, con movimientos que cortaban el viento. De pronto una brisa golpeo mi cara y los vi, ahí abrazados mirándome como el único espectador de su incomprendido sentir. Y a la luz de la misma luna que invadía las calles esa noche, cerré mis ojos y me retire del lugar.
¿Me preguntas que paso con ellos?. Nada y a la vez todo. Tal vez solo los que les toco vivir. ¿ Que si murieron? En ocasiones, hay que morir, matar toda vida que llevamos, para empezar una nueva. ¿Cuanto nos toca vivir?¿Cuanto nos toca morir?. Prefiero pensar, querido corazón, cuanto, vivos o muertos, somos capaces de sentir, de llorar, de odiar, de amar.
Así, apresurado y con miles de preguntas que me hacia a mi mismo, creyendo vivir o morir, pensé: A todos nos toca un lugar donde sentir esta a nuestra completa libertad. A ellos el viento se los llevo. ¿A donde? No lose. Tal vez a un lugar donde ni la luna ni los viejos muros de las calles son capaces de ponerle tapujos a nuestros espíritu, a nuestro corazón.
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