El sueño,
el circulo implacable
de los cortes autodidactas.
Sangre inmaculada
que brota en la
incapacidad de
mis manos.
De no hacer daño,
de no herir.
Incapacidad
de crear el mal
que el mundo otorga.
Un dios,
una yaga,
una fe ciega
manchada por
la sangre.
Pero acaso de mi
no brota también
el agua que
marcha en cada
párpado hacia
el camino inconcluso
con un fusta ardiente
amarrada al corazón.
En mi nace el sueño;
En ti la mas grande realización
del pensamiento.
Porque soy mi cristo,
mi redentor, mi sangre,
mi agua. En ti, soy
la plena transfusión.
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