sábado, 20 de marzo de 2010

Los Ilusos

Escuchar
el cristal roto
es el repulsivo honor
que nos ganamos unos pocos.
De la herida y el rechazo
somos hijo predilectos
usufructuando en contra
de un delirio maquinista;
Si bien la razón nos persigue
con olfato fino, seremos
nosotros quienes golpeemos
su rostro.
De tierra
De hierro y luz.
Su cara de lirios marchitos.

Somo la bipolaridad
en el ser engranado,
que con su llorar
infame, nos entorpece
nuestro infinito andar.
Hijos de la yaga,
abierta quizás, hasta
el punto mas alto
del cielo, donde el
camino se alarga.
Es nuestro idilio,
el edén, el sueño de
nuestras almas por
acabar con el silbido
de la ordenanza.

El quejar
de unos pocos, con
el mundo sobre la espalda,
y nuestros sueños, el único
soporte.

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